Reimpreso con permiso de la. revista. 'The Sphinx', mayo 1935. Presentamos ahora un brillante interludio ideal para realizar en la mesa de juego, donde ha demostrado que puede dejar patidifuso a más de uno. Desconozco su origen y le he llamado "Eliminación de treinta cartas ". EFECTO.- Se reparten en la mesa treinta cartas de una baraja en seis montones de cinco cartas. Un espectador toma dos cartas cualesquiera del resto de la baraja y las cartas restantes se dejan aparte. Se pide al espectador que mire y recuerde las dos cartas, y que coloque cada una de ellas sobre uno de los paquetitos de la mesa. El mago toma los montones y reparte las cartas en dos paquetes. El espectador elige uno de ellos, que se reparte a su vez en dos montones. Se elimina de nuevo uno de los dos y se repite el proceso hasta que no quedan más que dos cartas. El espectador mismo descubre que, por eliminación, elegido sus dos cartas. RELIZACIÓN.- El mago coloca dos montones cualesquiera sobre el montón en el que el espectador ha dejado su primera carta y los otros dos sobre el montón en el que colocó la segunda. Los dos paquetes que has hecho pueden ir en cualquier orden. A continuación, reparte las cartas en dos montones. Las dos cartas elegidas estarán en el montón en el que has repartido la primera carta. Así, si das la primera carta a la izquierda, las dos cartas elegidas estarán en el montón de este lado. La siguiente vez que repartas, da la primera a la derecha, de modo que las dos cartas quedarán también en montón. Reparte a ritmo ligero para que el público crea que estás haciendo una demostración de dadas en segunda o cualquier otra trampa. La charla que acompaña a este juego no debe recordar a la de los magos. Si antes de empezar a repartir devuelves las 32 cartas a la baraja y haces un par de cortes falsos cara arriba, el público pensará que las cartas están perdidas sin remedio.
jueves, 24 de enero de 2008
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