jueves, 24 de enero de 2008

EL CASO DE LOS CUATRO REYES

Para realizar este eficaz experimento no necesitas ninguna preparación especial. Todo lo que precisas es una baraja corriente. Saca de la baraja los cuatro reyes (las Ks) y los cuatro ases y muestra claramente al público que no hay más ases ni reyes entre las cartas. Toma los reyes en la mano derecha, haz con ellos un abanico y deposítalos en la baraja, que tendrás en la mano izquierda. Mientras cierras el abanico, introduce la punta del meñique izquierdo entre el tercer rey y el cuarto. Toma los ases, juntos y cuadrados, por las esquinas superior e inferior externas entre el pulgar y el índice mostrando la cara de uno de ellos. Mientras, colocas los ases sobre las demás cartas, gira el cuerpo hacia la izquierda y, en el momento en que la mano derecha cubre la baraja, estira los dedos izquierdos, haciendo como una bisagra con el meñique y los demás dedos, abriendo los tres reyes como una puerta, formando un hueco entre ellos y el resto de la baraja. Introduce los ases en el hueco y "cierra la puerta" de nuevo. Mientras haces esto, la baraja debe estar casi vertical, con el dorso hacia delante. La acción de levantar los reyes queda completamente oculta por la mano derecha. Da los "cuatro ases" (en realidad, tres reyes y un as) en la mesa colocando el as cara arriba sobre las otras tres cartas que están cara abajo. Da ahora en otro montón "cuatro reyes" (tres ases y un rey), poniendo el rey cara arriba. Si llevas a cabo todo el proceso con suavidad, nadie dudará de que en el primer montón están los cuatro ases y, en el segundo, los cuatro reyes. Mientras hablas de la reunión los seres semejantes, aludiendo al famoso dicho: "Dios los cría y ellos se juntan", haz una transposición del as y del rey que están cara arriba y, como gran final, voltea cara arriba los dos montones. Los ases y los reyes han seguido a sus jefes.

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